Cómo tomar decisiones rápidas y acertadas

Era el año 1997 cuando, navegando por Internet (sé que suena ahora normal, pero en el 91 “navegar por Internet” no era una expresión tan común), encontré una especie de juego que incrementaba, eso prometía, la capacidad mental con el solo hecho de jugarlo. Su nombre era ThinkFast y a través de una serie de ejercicios de rapidez de respuesta, con un incremento de velocidad conforme ibas acertando, realmente hacía que tu cerebro segregase adrenalina suficiente para poner una farmacia y vender el sobrante.

Eran juegos que combinaban rapidez, aciertos, memoria y reflejos, de tal forma que, si alcanzabas niveles altos podías llegar a ser un Brain Master, un Maestro Cerebral, del cual existían, que yo recuerde, varios niveles. Incluso había competencias internacionales entre Brain Masters. Sin presumir debo de reconocer que yo mismo alcancé el nivel de Brain Master 3 (lo cual no era para tirar muchos cohetes porque creo recordar que había como 30 niveles).

¿Por qué os cuento de este juego? Muy sencillo, porque la idea del juego era llevarnos a una especie de sensación que ellos denominaban “estar en zona”, en la que éramos capaces de tomar decisiones rápidas y acertadas. Según comentaban los creadores, el juego había sido desarrollado por la NASA para los astronautas y, ya fuera de uso, se habían decidido a comercializarlo.

Tenía sentido. Imagina que estás a 150 mil Km de la tierra, sin una estación de servicio o taller cercano. Tienes un problema que pone en riesgo tu vida y, de hecho, la pone en riesgo en un tiempo endemoniadamente breve y preciso. Digamos que te quedan 2 horas de oxígeno a menos de que resuelvas el asunto.

Ahora, imagínate al astronauta pidiéndole al centro de mando en Houston que no le presionen con el tiempo, que así él no trabaja. Que tomar una buena decisión requiere de tiempo, consideraciones y mucha precaución. O lo contrario, piénsalo diciendo algo así como “voy a tomar una decisión muy rápida, aunque no creo que funcione, pero ni modo, de algo te tienes que morir”.

Como ninguna de las dos opciones es aceptable, tuvieron que entrenar a los astronautas en tomar decisiones rápidas y acertadas. Si no hubiera sido así, hoy no tendríamos la misión Artemis regresando sana y salva, sin tripulación humana todavía, a la tierra después de haber pasado casi un mes tomando fotos de la luna.

Puede que estés pensando que los astronautas no son personas normales. De hecho, son personas de Coeficientes Intelectuales altos, junto con ciertas condiciones físico-atléticas que los hacen realmente extraordinarias y muy fuera de lo común. Y estarás en lo cierto. Así que regresemos por un momento a la vida ordinaria de los que como mucho alcanzamos los 120 Km por hora en promedio y, como mucho, unos cuentos cientos de metros de altura, si es que nos subimos a una montaña sin terminar con la lengua colgando.

¿Se puede tomar rápidamente, a la velocidad de la luz y con total certidumbre, la decisión correcta el cien por ciento de las veces? Es más, ¿es importante la rapidez de las decisiones en la vida común de un ser humano? Porque de tomar decisiones correctas ni hablamos, que no tiene sentido. Vamos, todos estaremos de acuerdo en que lo más retador de tomar decisiones es que hayamos elegido la opción más adecuada a nuestros fines, estemos o no en una nave espacial.

Pero hacerlo rápidamente a muchas personas se les puede hacer incompatible con lo acertado de la decisión. Piénsalo. Tomar una buena decisión requiere de meditarla y de considerar todas las opciones disponibles. Lo que lleva tiempo.

Piénsalo. Tomar una buena decisión requiere de meditarla y de considerar todas las opciones disponibles. Lo que lleva tiempo.

Desafortunadamente, el tiempo es, a veces, el bien más escaso del que disponemos. La vida, caprichosamente, parece siempre negarnos todo el tiempo que necesitamos para hacer las cosas que queremos hacer. Sin importar si vamos en un cohete o no, el tiempo es un factor que debemos de considerar. Cuanto antes y bien, mejor.

A veces tomamos decisiones sintiendo profundamente que nos hubiera venido bien algo más de tiempo para pensarlo, pero no lo teníamos y tuvimos que decidir. Mal negocio si sale mal. Estaremos culpándonos incesantemente por no habernos dado el tiempo necesario. Al menos, eso dijo mi abogada al momento de yo firmar las condiciones de mi divorcio, hace ya 25 años.

Pues bien. Si hay algo que aprendí de este juego y de la vida es que sí es posible decidir rápido y bien. No solo es posible tomar decisiones acertadas rápidamente, es, además, necesario. Y para ello solo necesitamos entrar en zona, tomando en cuenta y haciendo las siguientes recomendaciones.

  1. Entrena. Si hay algo que aprendí del programa es que sin pretender que tus recursos intelectuales crezcan, que no pueden, con entrenamiento se pueden lograr siempre mejores resultados. Debes entrenar tu cerebro parea mejorar la atención, los reflejos, la velocidad y la concentración. Existen muchos juegos online y gratuitos que te pueden ayudar en este proceso, pero la mejor que yo conozco es https://es.brainhq.com/.
  2. Presiona. La presión por velocidad era lo que más hacía crecer tus resultados en el juego que comentaba desde el inicio. Con la presión aumentaban inevitablemente los errores, pero con el tiempo te volvías más rápido y seguro de ti mismo, lo que aumentaba tus probabilidades de acertar. Una buena manera de mantener la presión es establecer fechas límite para tus decisiones, ya sea que te vengan ya definidas o que las tengas tú que definir, y una vez que las establezcas, cúmplelas.
  3. Busca el mejor momento. Los estudios demuestran que tomamos decisiones en función del momento del día en que las tomamos y de los estímulos o acciones inmediatas que precedían a la decisión. Lleva un registro de los mejores momentos de tu día y aprovéchalos para tomar decisiones. Además, si te fijas con detalle qué cosas estabas haciendo previamente a decisiones que tú consideras acertadas, esto te dará una pista adicional de cuando tomar las mejores decisiones y cómo inducirlas.
  4. Rodéate de Disparadores de decisión y de Captadores de Atención. Las imágenes, objetos y ambiente en el que vivimos funcionan en ambos sentidos: capturan nuestra atención y disparan nuestras decisiones. Muchos estudios de psicología social muestran como en presencia de determinados objetos, las decisiones de una misma persona pueden cambiar sustancialmente cuando los objetos son también modificados. Un ejemplo: en presencia de imágenes y símbolos relacionados con dinero y riquezas, en una situación concreta los participantes tomaban decisiones más frías y monetarias que cuando los objetos que les rodeaban eran imágenes de la naturaleza. No dejes que el ambiente te controle caprichosamente o al azar, haz lo necesario para rodearte del ambiente que estimulará decisiones rápidas y certeras.
  5. Bebe café. Un dato curioso es que el café, esa bebida estimulante que consume un alto porcentaje de la humanidad, nos coloca en “estado de zona”. Pero cuidado, según las mediciones del juego, un par de tazas eran recomendables, pero no más. La tercera nos colocaba en un “estado difuso” en el que la velocidad se veía comprometida. Desde luego, dos tazas es un promedio. Si no te gusta el café no es necesario que empieces a beberlo, y si te gusta mucho que sepas que el exceso no es recomendable si llevas prisa y no quieres fallar. Lo mismo sucede con el vino tinto y el alcohol en general. Una copa puede ayudarte a muchas cosas, y esto es discutible para muchas personas, pero el exceso es ampliamente considerado como perjudicial en todos los sentidos.
  6. Haz que las decisiones sean buenas. Un maestro me dijo que no tomamos buenas o malas decisiones, que, en realidad, tomamos decisiones y luego, después de tomarlas, las hacemos buenas o malas según actuemos al respecto. Si ya has decidido algo, ¡a por ello!
  7. Diviértete. Igual y las decisiones que consideramos importantísimos no lo son tanto. Con el paso del tiempo, muchas cosas cambian de perspectiva. Lo que no cambia es que, en ese proceso, lo hayamos pasado mal o bien. Si puedes elegir, que sea bien.
  8. Aquí y ahora. Mantén tu mente y tu cerebro en el mismo lugar. ¿Crees que mantener las dos cosas en lugares diferentes es imposible? Piensa otra vez. Estás escuchando lo que te dice alguien querido, mientras tu mente está divagando en otras dimensiones del tiempo y el espacio. ¿Ves? No estás ni aquí ni ahora. Mal momento para tomar una decisión.

Igual y después de leerme o escucharme (ya sea el artículo o el podcast), que sepas que diseñé el mensaje para colocarte en un “estado de zona”. Aprovecha este momento y toma una decisión que has estado posponiendo por mucho tiempo. Sin excusas. Vamos, tómala ahora mismo. Sin miedo.

Recuerda que, en la vida, al igual que el juego, Think Fast, se puede volver a empezar una y otra vez y cada vez es y será una nueva oportunidad de lograr nuestros sueños. Date cuenta.

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