La PNL y su aplicación lingüística

Y cómo usar la parte Neurolingüística de la PNL para dominar cualquier conversación

Cuando entré en contacto con la Neurolingüística PNL, por primera vez, fue como si un martillo gigante me hubiese golpeado el cerebro y hubiera despertado en mí neuronas dormidas o, de plano, hecho nacer algunas inexistentes.

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John Grinder

«Unas cuantas palabras bien escogidas y dichas en el momento oportuno, pueden transformar la vida de una persona.».

— john grinder, cocreador de la PNL

Recuerdo muy bien que fue leyendo un par de libros escritos por John Grinder y Richard Bandler llamados Estructura de la Magia, volúmenes 1 y 2. Y recuerdo también que fue para mi como recordar algo que ya sabía, como si aprenderlo no representase ningún esfuerzo.

Y si piensas que las palabras que acabo de usar para relatar mi primer encuentro con la Neurolingüística son reveladoras, estás equivocado o equivocada. No te he dicho, literalmente, nada.

Sin intención de complicarte mucho la vida, si te interesa cómo los seres humanos le damos sentido a las experiencias de la vida, cómo es que las interpretamos, comprender el proceso lingüístico es fundamental. Te lo voy a explicar lo más sencillo que me sea posible, tanto que, a lo mejor, hasta yo lo entiendo.

En primer lugar está lo que llamamos realidad, un concepto abstracto e indefinido al que las personas tenemos prohibido, por diseño, entrar. En física se podría definir como «un vasto campo cuántico de infinitas posibilidades», y es probable que siguiésemos igual de perdidos. Pues esa es la realidad.

Pue bien, por una especie de broma de la naturaleza, de todo eso que forma la realidad y a través de nuestro cerebro, solo nos está permitido (es una broma, en realidad quiero decir, limitados, no prohibidos) captar una muy pequeña parte del todo.

A esta pequeña parte que captamos, más correctamente dicho, percibimos, la llamamos «nuestra realidad». En Neurolingüística a nuestra realidad la llamamos «estructura profunda del lenguaje» y hace referencia a lo que a nivel profundo nosotros interpretamos que estamos experimentando.

Y ahora viene la parte divertida y que, porcierto, casusa de la mayoría de nuestras desdichas humanas: las palabras con las que expresamos nuestras experiencias internas y personales. Por otras obscura broma de la naturaleza, nuestras palabras no son suficientemente buenas como para expresar nuestras experiencias de manera completa.

Al momento de contarle a alguien lo que sentimos, volvemos a eliminar una buena parte de la información que se encuentra en nuestra «estructura profunda» y la convertimos en una «estructura superficial».

Una metáfora que uso en mis cursos para ejemplificar este proceso de eliminación de elementos de la realidad es la del mapa de una fiesta. Si quisiésemos darle la dirección a alguien invitado, la realidad sería el camino real que ese invitado tendría que recorrer para llegar a la fiesta. Ese camino tendría condiciones específicas, temperaturas, cambios de altitud, mantenimiento de la carpeta de asfalto, ancho de la carretera, longitud y muchas cosas más.

Si mi invitado usase un mapa generado por algún sistema GPS y lo usase para llegar a tiempo a la fiesta, ese mapa tendría mucha menos información de la que en realidad existe en la «realidad». Porque no hace falta, si quieres, pero no la tendría. Ese mapa representativo y útil es la estructura profunda.

Pero otro invitado, enemigo de la tecnología, no usa GPS ni sabe leer mapas comprados en una tienda, si es que quedan todavía. Así que busco mi mapa del móvil y le dibujo un bosquejo del camino, copiado del mapa que estoy viendo en mi teléfono u ordenador. Evidentemente, este bosquejo tendrá todavía menos detalle y elementos. Sería la «estructura superficial».

Y, ¿cuál es el problema?

El problema está en un proceso humano llamado alucinación, y que consiste en que todo lo que no nos cuentan, lo alucinamos, poniendo elementos faltantes que con seguridad, no corresponden con los que estaban presentes, dándonos una interpretación muy diferente de la que el anfitrión de la fiesta experimentó en primer lugar. Creemos que hemos entendido lo mismo, lo que está muy lejos de la realidad, en todos los sentidos.

A cualquier supresión de elementos de la realidad o de la estructura profunda lo denominamos imprecisión. A más alucinación, más imprecisión. Aunque mucha precisión cansa y puede llegar a molestar, lo adecuado es tener un mínimo de precisión si queremos comunicarnos sin problemas y a esto, nos enseña la parte Neurolingüística de la PNL.

Si tu pareja te dice algo extraño como «te quiero mucho», está cometiendo varias violaciones a la precisión. En primer lugar, no sé si su interpretación de querer es igual a la mía y en segundo lugar, la palabra mucho indica un proceso de comparación, lo cual requiere que me explique con quién me está comparando.

Sin embargo, no recomendaría hacerle ninguna pregunta ni iniciar ninguna averiguación cuando escuches esa frase. Simplemente di algo como «yo también» y listo.

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Hay personas que son imprecisas intencionadamente, como los políticos, por ejemplo. Aquí, la Neurolingüística es muy útil para obligarlos a ser precisos y poder confrontarlos posteriormente con elementos más específicos . La mayoría somos imprecisos porque no nos damos cuenta de los problemas que causa nuestra imprecisión.

Puedes encontrar imprecisión, con los problemas que ello acarrea, en promesas, discursos, solicitudes de empleo, solicitudes de algún trabajo, instrucciones, órdenes o hasta en favores bien intencionados.

¿Cómo se aplica un análisis Neurolingüístico en estos asuntos cotidianos?

Veamos algunos ejemplos que demuestran que puede que quienes los han expresado tengan mucha preparación académica pero no tienen ni idea de comunicación.

Empecemos con una solicitud de empleo, de la que reproduzco a continuación algunas frases, junto con mis comentarios.

  • Experiencia mínima 3-5 años. ¿En serio? ¿Mínima de 3 a 5? ¿Qué m… es eso? Con mínima de 3 años es suficiente, lo demás confunde. Por cierto, ¿porqué mínima de 3 años? ¿De dónde carajos sacaron los 3 años? ¿Una tómbola? ¿Una galleta de la fortuna de un restaurante chino?
  • Requisito: Experiencia profesional en concesionarios, consultoría o posiciones relacionadas con la experiencia cliente en automoción. ¿Qué carajo es experiencia profesional o posiciones relacionadas? ¿Una persona que pinta un concesionario y además les compra un coche vale?
  • Requisito: Posees una buena capacidad de análisis, habilidades comunicativas y de relación, flexibilidad y orientación a los resultados. Pero bueno, ¿qué es esto? Un monumento a la imprecisión como mínimo. A ver quién es el guapo o guapa que me demuestra que no tengo capacidad de análisis, que no tengo habilidades comunicativas o que ni soy flexible ni tengo orientación a los resultados. Es que a mi, si me pides que sea sincero, los resultados ni me importan. y no dije quién opina, sino quién me demuestra, y esa es una gran diferencia.
  • Para terminar. Buscamos una persona que cumpla estos requisitos pero sobre todo que viva la automoción como una pasión, sintiendo atracción por nuevos proyectos y por vivir en primera persona la transformación del sector y de sus redes de distribución. Madre mía, madre mía. Estos bientintencionados empleadores han de tener un medidor de pasión y otro de atracción. Además, quiero que me cuenten cómo alguien es capaz de vivir algo en segunda persona.

Analicemos ahora un mensaje de algún político pero sin nombres, no vaya a ser que me expulsen de alguna red social.

  • Hemos derrotado la pandemia. Sin importar en qué país, pueden ser y de hecho son varios los países en los que esta frase se ha usado , los errores de imprecisión de la frase son insultantes. En primer lugar, se está utilizando un «sustantivo inespecífico», representado por la palabra «hemos». ¿Quiénes han derrotado a qué? ¿Qué significa «derrotado»? Esa palabra se conoce como un juicio y, de nuevo, no es comprensible. De hecho, ni siquiera se acerca a la realidad experimentada por los ciudadanos del país en el que la frase fue usada.
  • Hemos salido más fuertes. Los mismos errores que en la frase anterior. Sustantivos inespecíficos, jucios y, para innovar, una comparación «más fuertes«. ¿Más fuertes que quién, que cuando, cómo? ¿Qué es «fuerte»? 3 errores de comunicación en 4 palabras. Solo intencionadamente se puede ser tan inespecífico o impreciso.
  • Los (españoles, mexicanos, americanos, colombianos, lo que quieras que es igual) quieren que hagamos esto. Pero, ¿cómo alguien se atreve a decir lo que quieren los nacionales de un país? Es de un atrevimiento que raya la prevaricación y la mentira. Otra vez los «sustantivos inespecíficos» por todos lados.
  • Los enemigos son los de la casta, los neoliberales, conservadores, etc. Ni puñetera idea de quiénes son esas personas ni qué carambas es casta, neolioberal, conservador o, incluso, progresista. Estas palabras son nominalizaciones, nombre técnico, y no tienen ningún significado, solo el que el demagogo de turno les quiere poner.

Y cuando un jefe tampoco tiene idea de comunicación, es cómico escuchar sus solicitudes de algo o alguna instrucción dada. «Lo necesito para ayer», es una expresión común en latinoamèrica que debe de querer decir que algo es muy urgente. Cuando yo escucho eso, lo único que puedo hacer es expresar mis condolencias porque ayer ya pasó. «Urgente» es también una expresión tremendamente mal usada.

«Lo quiero bien hecho», «Debes ser más responsable», «Échale más ganas», «Si tienes algún problema me dices», o «A ese cliente hay que tratarlo muy bien», son perfectos ejemplos de estupidez en la comunicación. Puede resultarte duro oirlo pero lo cierto es que nos comunicamos muy mal.

¿Vale la pena aprender a comunicarse con precisión? No tengas una sola duda al respecto. No solamente sabremos mejor y con mayor precisión qué queremos (intenta preguntarle a cualquier persona qué es lo que quiere y te sorprenderás de que muy pocos pueden decírtelo), además, a través de un análisis de nuestras palabras seremos capaces de descubrir las limitaciones que nos auto imponemos en nuestros mapas mentales.

Sabremos liberarnos de estas limitaciones y haremos verdad la frase de John Grinder, porque unas cuantas palabras dichas en el momento oportuno cambiarán nuestras vidas.

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