Las preguntas son la respuesta

La PNL y las preguntas. La PNL plantea formas muy poderosas de dirigir la conducta y el pensamiento en base a la formulación de preguntas

¿Qué es pensar? Piensa la respuesta antes de decirla.

“Pensar” es un verbo bastante, o muy, inespecífico. Es decir, no es posible definirlo por su misma naturaleza. Vamos, dime sin cerrar los ojos qué piensas tú que es pensar. ¿En verdad crees que lo puedes definir sin que nadie se oponga a tu definición?

Sin embargo, los seres humanos tenemos la necesidad de definir los términos, ya sea que los entendamos o no. Si tratamos de definir la palabra o verbo “pensar”, una definición que escuché hace ya varios años puede ser bastante adecuada. “Pensar es el arte de hacerse preguntas y responderlas”, me contestó Anthony Robbins, mi maestro en aquella época.

Y la palabra “arte” es utilizada con toda la intención por Anthony, porque hacerse las preguntas correctas no es una ciencia, sino un proceso de creación constante y sistemático, más parecido al arte que a ninguna otra cosa.

Si en la vida buscamos respuestas, estas solo estarán disponibles después de la pregunta correcta. En la película “Yo robot”, protagonizada por Will Smith y basada en el libro del mismo nombre de Isaac Asimov, un holograma no se cansa de decirle al protagonista que “esa no es la pregunta correcta, detective”.

En la vida, y en el trabajo, obtenemos respuestas inadecuadas la mayor parte del tiempo. La razón fundamental es que hacemos las preguntas incorrectas.

Tal vez, basado en el título de esta charla, esta no sea la charla más interesante para los seguidores de mis artículos, pero creo, sin lugar a duda, que podría ser la más importante. Aprender a hacer las preguntas correctas es el camino más rápido y eficaz a las respuestas correctas.

Según la PNL, las preguntas logran tres cosas específicas en nuestro cerebro y mente:

1. Cambian inmediatamente aquello sobre lo que se enfoca la atención y al modificar el enfoque encontramos más significados y enriquecemos nuestro proceso de evaluación. La pregunta sistemáticamente repetida, después de cierto tiempo, por uno de los integrantes de una pareja “¿Qué no me gusta de mi pareja?”, dirige nuestra atención de manera inmediata hacia aquellas cosas que no nos gustan y en ese preciso momento, desearemos cambiarlas. Una pregunta así solo puede tener una respuesta de consecuencias desastrosas, pues ha dirigido nuestro enfoque a lo que produce rechazo, justo al contrario que cuando nos enamoramos al principio, momento en que todo nuestro enfoque estaba dirigido a las características atractivas de nuestra pareja.

2. Las preguntas cambian aquello que suprimimos. La percepción humana es el resultado de constantes supresiones de las cosas que suceden a tu alrededor. Piensa por un momento, da un vistazo a tu alrededor y pregúntate “¿hay en esta habitación algo que sea rojo?

Ahora mira a tu alrededor e identifica las cosas de color rojo. Ahora cierra los ojos y piensa en todas aquellas cosas que viste y que eran de color…….verde. Lo más probable es que te cueste trabajo recordar las cosas verdes puesto que tu mente solamente se enfocó a las rojas. Ahora, mira a tu alrededor y observa lo que haya que sea verde. En este momento es probable que estés observando más verde del que fuiste capaz de recordar.

Otro ejemplo específico de supresiones son las presuposiciones que están implícitas en las preguntas que nos formulemos por ejemplo cuando nos preguntamos:

“¿Por qué nunca hemos sabido como venderle a ese cliente?”

La presuposición implícita es la de que, venderle a ese cliente, era un problema de capacidad, en lugar de alguna otra estrategia diferente.

3. Las preguntas cambian los recursos de que disponemos. Existen preguntas posibilitadoras y preguntas limitadoras y el hacernos una u otra determina los recursos que vamos a poner en juego. Si el gobernante en turno se pregunta “¿Cómo puedo lograr como sea que los contagios de la epidemia no crezcan?”, empleará recursos muy diferentes a si se pregunta “¿Cómo puedo reducir los contagios manteniendo la economía en crecimiento?”.

Los lingüistas han clasificado los diferentes tipos de preguntas que podemos usar, con la sana intención de complicar las clases de lengua que se imparten en los niveles escolares de primaria y secundaria: abiertas, cerradas, dirigidas, directas, etc., por lo que no voy a usar tu precioso tiempo en repetírtelo de nuevo.

Hay, sin embargo, tres tipos de preguntas que pueden ayudarte a crecer personalmente y lograr grandes cosas en la vida. Yo las llamo las Preguntas Esenciales, y son las siguientes:

Preguntas de objetivos. Los objetivos son los fines últimos que perseguimos con nuestras acciones, los conozcamos o no, es decir, sean o no conscientes. Resulta que al menos el cincuenta por ciento del cumplimiento de un objetivo se encuentra en cómo lo planteamos. Si lo planteamos como una dicotomía, es decir, como un objetivo que nos obliga a elegir entre dos o más opciones como si fuesen excluyentes entre sí, o conseguimos nuestro objetivo con un fuerte sacrificio o, de plano, no lo conseguiremos porque no estamos dispuestos a semejante sacrificio.

Digamos, por ejemplo, querer hacer mucho dinero de manera honesta o lograr crecimiento profesional en el trabajo manteniendo un perfecto equilibrio con la salud y las relaciones personales. Si el objetivo es planteado únicamente como “hacer mucho dinero” sin la parte de la honestidad, uno puede incluso, acabar de narcotraficante y lograr lo que se ha propuesto.

Incluso el objetivo de dinero y honestidad puede todavía hacerse más incluyente y preciso: “Cómo ganar un millón de Euros, siendo honesto y de una manera que la ganancia sea sostenible a lo largo de la vida”. Conforme hagamos el objetivo más incluyente y amplio resulta evidente que lograremos respuestas más específicas, limitadas en cantidad y de mayor complejidad.

Cuando se habla de objetivos “SMART” en cualquier seminario o curso de Gestión, en realidad, a lo que se hace referencia es a formular el objetivo de forma que se cumpla con los requisitos que el nombre, SMART, representa y que son, Específico, Medible, Alcanzable, Realista y Relacionados con el Tiempo. Personalmente, la parte de Alcanzable y Realista son las que menos me gustan. SI la humanidad se hubiese enfocado únicamente en objetivos alcanzables y realistas, yo estuviera escribiendo esta charla con una pluma de ganso.

Preguntas de Control Emocional. Como he mencionado anteriormente, las preguntas dirigen nuestro enfoque, el que determina cómo nos vamos a sentir en un momento dado. Si nos enfocamos a lo negativo, nuestros sentimientos van a ser negativos de manera inevitable.

Si quieres controlar tus emociones y ser el amo de estas, saber hacer las preguntas correctas es esencial. Por ejemplo, preguntarnos con cierta frecuencia qué es lo que tenemos en nuestras vidas por lo que debamos de sentirnos agradecidos, nos aportará respuestas que nos harán, sin duda, sentirnos bien. Al menos, mejor que si nos preguntamos insistentemente qué es todo lo que no funciona bien en nuestras vidas. Ambas preguntas tendrán respuesta con seguridad, y ambas serán ciertas. Pero en la primera yo logro sentirme bien mientras que, en la segunda, solo lograré depresión garantizada.

Un hallazgo significativo de los psicólogos conductuales en el siglo XX es que cuando nos sentimos mejor, cuando tenemos un sentimiento positivo, somos capaces de liberar recursos internos que nos permiten realizar las tareas cotidianas con excelencia. Por el contrario, cuando nos sentimos mal, nuestros recursos intelectuales y emocionales parecen irse de vacaciones y sin fecha de regreso.

Por eso se dice que una mala decisión puede llevar a otra mala decisión. A menos, claro está, que cambiemos la forma en cómo nos sentimos antes de seguir tomando decisiones.

Preguntas Existenciales. ¿Nunca te has pregunta algo profundo como, por ejemplo, Quién soy? O, ¿Qué hago aquí? O, ¿Cuál es el propósito de la vida? Preguntas sencillas, sin duda, que por supuesto, no a todo el mundo interesan. Aunque son preguntas que probablemente no tengan una respuesta definida, nos ayudan a plantearnos qué hacer con el único momento del que gozamos y que es el ahora, y con el único lugar que tenemos disponible, que es aquí.

En la película Guía de un autoestopista intergaláctico se explora la respuesta a la Gran Pregunta de la Vida, el Universo y el todo. Dos sabios formulan la gran pregunta al ordenador más potente construido hasta ese momento, que les pide que regresen en 7 millones y medio de años para recibir la respuesta. Siete millones y medio de años después, los mismos sabios se presentan ante el ordenador a recibir la respuesta a la Gran Pregunta. El ordenador, sin inmutarse (lógico, es un ordenador), les contesta que la respuesta a la Gran Pregunta es 42.

Los sabios, junto con el resto de la humanidad, que se había congregado ante tal revelación, muestran atónitos su sorpresa ante una respuesta imposible de ser entendida ni procesada. El ordenador se limita a responderles que, en pocas, palabras, no habían formulado en realidad ninguna pregunta. Habían formulado una tontería y habían recibido una tontería por respuesta.

Una gran frase que refleja la realidad del Universo y de la vida, a mi entender, es Pide y se te dará. Así que, sin rubor alguno, ¿te puedo hacer una pregunta? Si hubiese algo en esta conversación que hubiese representado para ti una revelación o un descubrimiento útil para hacer tu vida un poco mejor, al menos, ¿qué sería?

Verás, estamos viviendo una época de grandes retos que requieren mejores y diferentes respuestas a las que teníamos a las preguntas de antes, pero estas, las grandes, diferentes y mejores repuestas no vendrán, a menos que formulemos mejores y diferentes preguntas.

Y si las formulamos, si somos capaces de hacernos las preguntas correctas, puedes estar seguro de que las respuestas correctas llegarán en el momento correcto y de la forma correcta. Y tal vez, efectivamente, las preguntas sean la respuesta.

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