La importancia de la empatía

«El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio,»

Johann Wolfgang Von Goethe.

¿Es la empatía una habilidad que da beneficios personales más allá de la simple satisfacción de los demás? ¿Es la empatía un buen medio para conseguir objetivos valiosos? Finalmente, ¿es la empatía, si es que resultase importante dominarla, una habilidad que se puede desarrollar a voluntad o se nace con ella?

La empatía tiene un beneficio personal fundamental que puede cambiar nuestras vidas para siempre y quisiera compartirlo contigo en este instante. Creo firmemente que la empatía es el elemento más importante que desarrollar en el mundo en este momento y te lo voy a demostrar. Pero antes, déjame compartirte una serie de consideraciones.

Cuando menciono el concepto de la Inteligencia Emocional en mis conferencias y cursos hago énfasis, lo reconozco, en todos aquellos beneficios que obtenemos cuando somos empáticos con los demás.

Si somos suficientemente empáticos, menciono, seremos más capaces de saber qué desean con más claridad nuestros clientes, haciéndonos a nosotros mismos más capaces de dárselo. Por lógica, haremos más ventas y más dinero, que finalmente de eso se trata.

Reconozco también, que uso este tipo de argumentos para, manipulando la natural ambición humana de tener cada día más dinero, motivar a las personas a aprender Inteligencia Emocional. Una vez que la dominen, pienso, se darán cuenta de que incrementar la Inteligencia Emocional no es solamente bueno para su éxito personal, ayuda a que la humanidad entera mejore y camine sin desvíos a un futuro más prometedor.

De entre todas las características de la Inteligencia Emocional que más nos pueden ayudar a tener éxito en la vida, destaca la Empatía. El único problema es que la empatía real solo funciona cuando no pensamos en nosotros en lo más mínimo. Sólo se ejerce empatía cuando colocamos a los demás en el centro del Universo.

La realidad es que cualquiera se da cuenta cuando alguien está tratando de ser empático con la única intención de manipular a los demás. Si no nos damos cuenta y tenemos muy poco autoconocimiento, con seguridad nuestro instinto de supervivencia activará alguna alarma interior y hará que nos alejemos de esa persona. O no, y entonces sufriremos inevitablemente, pero aprenderemos.

Pero no se trata de una dicotomía más, no. No es que ser empáticos esté dicotómicamente encontrado con el beneficio personal. Muy al contrario, puede ser perfectamente compatible pensar en los demás y salir beneficiado en el proceso, solo que no son causa-efecto inmediato, sino a largo plazo. La empatía y el beneficio personal tiene una relación de complejidad dinámica, en la que la relación causa-efecto no se da ni en el mismo espacio ni el mismo tiempo.

Aunque también puede ser que la empatía y el beneficio personal jamás se encuentren ni en otro lugar ni en otro tiempo. Puede que ver la empatía como un medio para alcanzar un fin esté equivocado, tanto como el pronóstico del clima con un año de antelación.

¿Por qué no somos más empáticos en nuestras vidas? ¿Por qué los políticos de casi cualquier país del mundo son las personas menos empáticas de la humanidad? Porque la Empatía da miedo, mucho miedo.

Por qué nos da miedo la empatía.

A lo largo de mis 35 años como consultor de empresas me he encontrado con innumerables casos de una mala aplicación de la empatía en la gestión empresarial.

Con más frecuencia de la debida, es fácil encontrarse situaciones del tipo “Me importa muy poco como lo hagas. Lo quiero hecho ya”, o “Ese no es mi problema. Yo lo que quiero es el trabajo hecho”, o “Me dan igual tus problemas personales. Aquí se viene a trabajar”. Todas ellas evidentes demostraciones de ausencia total de empatía.

Cuando los políticos probadamente llevan a un país a una deriva económica de miseria debido a su incompetencia, ineptitud y arrogancia y, a pesar de sus pésimos resultados para la sociedad, se elevan el sueldo o incrementan el gasto en aspectos superfluos e innecesarios, demuestran también una evidente falta de empatía.

Mientras ellos, los políticos, jamás han dejado de cobrar su “digno” sueldo, miles de personas sufren calladamente vidas cada vez más llenas de escasez económica. Mientras muchas personas pierden su empleo y su esperanza, los políticos seguirán cobrando sus catorce pagas al año de manera indefectible.

Que unos ganen mucho y otros poco o nada es parte de ser humano y de la vida. Así ha sido siempre e, imagino, seguirá siendo de la misma forma hasta que nos cambiemos de planeta al menos. Lo quieras o no, la libertad produce desigualdad de manera inevitable.

Y es que la empatía da miedo, porque no quiero perder lo que yo ya tengo. El mando medio de la empresa es evaluado por los resultados de su equipo y no va a permitir que una persona ineficaz o débil se interponga en su camino. Si lo entiende demasiado no va a poder exigirle el cumplimiento necesario. Frases del tipo “Entiendo como te sientes” o “Si yo estuviera en tu lugar haría lo mismo” están fuera de lugar en aquellos que desean prosperar a cualquier precio.

La empatía da miedo porque nos impide lograr lo que deseamos. Es un hecho demostrable que la mayoría de los líderes mundiales están llenos de miedo a perder el poder y son las personas más inseguras que existen en la faz de la tierra, no importa qué tan seguros de sí mismos y arrogantes se presenten. Por dentro, están temblando.

“Pero, un momento, nadie ha llegado a ser un gran empresario o empresaria sin saber exactamente y con precisión lo que las personas más desean y encontrar una manera de dárselo”, podrás pensar en este instante. “Y para eso hace falta ser muy empático”, seguirás diciendo.

En primer lugar, no es lo mismo descubrir necesidades que ser empático. En segundo lugar, muchos éxitos empresariales han consistido más en una creación de algo nuevo seguida de una campaña de propaganda intensa en la cual se te ha convencido de alguna manera que sin esa creación no puedes seguir viviendo.

Lo mismo ocurre con los políticos que creen saber lo que tú realmente quieres y luego te lo prometen en sus programas políticos. Prometer lo que no se puede cumplir no es tampoco una muestra de empatía, sino más bien una falta de honorabilidad. Y no importa qué te prometa nadie de ese mundo, no lo puede cumplir, porque nuestra vida es estrictamente nuestra responsabilidad.

Empatía y EGO.

“Por muchos años ha sido proclamada por las consumadas enseñanzas de la religión. Probablemente como una manera de asegurar la paz y la armonía entre los hombres, pero sin duda como una verdad fundamentada. Los budistas lo expresan de una forma y los cristianos de otra, pero ambos dicen lo mismo: Todos somos uno”.

Nicola Tesla

El ego es la experiencia directa de la separación, de los límites del yo. Si detrás de la expresión “yo soy” no te quedas en blanco, todo lo demás que añadas es creación del ego.

Cuanto más te identificas con tu ego, menos posibilidad de ser empático en el mundo real. O tú controlas el ego o el ego te controla a ti, en un proceso de retroalimentación en el cual, cuanto más te dejas, más imposible resulta salirse de dicho control.

Cómo ser más empáticos y mejorar el mundo con nuestra presencia.

Elevando nuestro nivel de consciencia, al menos, en los siguientes aspectos.

  1. Ser conscientes de que no importa qué tan empático seas y qué tanto te pongas en los zapatos de la otra persona, nada ni nadie puede evitar que obtengas aquellas cosas que deseas. Son tus miedos los que evitarán cualquier logro en tu vida, pero jamás lo podrá hacer otra persona. Puedes ser empático sin miedo que nadie se podrá interponer en tu camino.
  2. Ser consciente de que nuestro ego es solo una ilusión. Cuanto más nos identifiquemos con nuestro ego más estaremos imposibilitados de ser empáticos. No es el propósito de esta conversación, pero podemos mejorar sustancialmente nuestra relación con el ego si modificamos nuestro lenguaje, nuestra atención y nuestra percepción del tiempo y del espacio.
  3. Ser consciente de que, si no prestamos atención, experimentamos el mundo desde un punto de vista personal y solo desde ese punto de vista. La programación Neurolingüística propone mejorar nuestros procesos de empatía a través de experimentar el mundo con las tres posiciones perceptuales: el yo, el tú y el observador imparcial. Todas las relaciones humanas de tu vida las puedes experimentar desde tu punto de vista, desde la posición de la otra persona y, por último, como si fueras una persona externa a ambos que los observa desde fuera. Lo creas o no, yo he sido capaz de ayudar a muchos ejecutivos a resolver añejos y persistentes problemas de relación usando este maravilloso ejercicio de las tres posiciones perceptuales.

Tengo clientes que cuando van a diseñar un nuevo producto, cambiar el proceso o implementar una nueva política sientan a un cliente real en la mesa de reuniones. Si este cliente no está satisfecho con lo que se está haciendo no se lleva jamás a la práctica.

Una política de la empresa Disney, al menos hasta antes de la pandemia, es la de que los altos directivos participen con cierta frecuencia en los trabajos más básicos de los parques de atracciones. Esta participación permite que verdaderamente sepan no solamente cómo se sienten los clientes, sino también cómo se sienten los empleados que son responsables directos de dichos trabajos.

  1. Ser consciente de que jamás podremos trabajar como un equipo sin una verdadera empatía, sin la extinción del ego. Y, si hay algo que la humanidad necesita hoy más que nunca, es trabajar como un único y grandioso equipo sin perder nuestras exquisitas individualidades.

Y desde luego, este trabajo en equipo no requiere ni de broma un nuevo orden mundial o un solo mando universal. Un rebaño de ovejas puede ir perfectamente en formación, todas juntas y al mismo lugar dirigidas por el pastor, pero eso está muy lejos de ser ni siquiera considerado como trabajo en equipo.

A estas alturas, espero haberte convencido de que la empatía es importante y que debes de ponerte a desarrollarla más temprano que tarde. Aunque, como en todo, existen diversos grados de empatía, yendo desde los sicópatas en el grado más inexistente de empatía posible, hasta los santos, en el grado de empatía más presente posible, con que seas solo un 1% más empático cada día, será suficiente para que experimentes sus enormes beneficios.

Tal vez ya hayas descubierto cual es el mayor beneficio de la empatía que había ofrecido revelarte al inicio de esta conversación después de compartirte algunas consideraciones.

Si no, te lo revelo ahora, en este mismo instante. El mayor beneficio de la empatía es… la experiencia de ser empático. El beneficio de la empatía es la empatía. Es el ser capaz de experimentar la unión con los demás, con todos los demás, con el mundo, con la naturaleza, con el todo.

Y no te mentía cuando te decía que tu vida cambiaría para siempre. Una vez que experimentas la conexión con la totalidad, esa de la que hablaba Tesla, nunca volverás a ser el mismo. Además, de paso, a lo mejor hasta ganas más dinero, que aunque ese no sea el premio principal, seguro no te estorba.

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