El grave error de vivir sin planificación

La Planificación del futuro, aunque este no existe, es una de las habilidades más importantes que todos deberíamos dominar.

La planificación tiene mucho que ver con el ahora, porque si hay una frase moderna y extendida que, en mi concepto, es mal usada y comprendida es “vivir el ahora”. O también expresada como que “sólo existe el ahora, ni el pasado ni el futuro existen, son una alucinación”.

Aunque en esencia así es, las posibilidades de vivirlo como algo real son escasas o, como mínimo, complicadas. Quiero decir que, aunque sabemos que el pasado y el futuro no existen, la mayoría de nuestro tiempo mental transcurre en esos dos inexistentes estados. Ese parece ser el plan de vida que hemos comprado sin saberlo.

No abundaré ahora en el mal uso que se le da a la expresión mencionada “vivir el ahora, presente o momento”, como más te guste, que me lo reservo para otro artículo. Ahora quisiera que nos enfocáramos en ese tiempo llamado futuro y que ya no suele ser lo que era.

Antes, te cuento una pequeña historia acerca de cómo las empresas tuvieron que empezar, hace ya algunos años, a realizar lo que se conoce como planeación estratégica. Y no fue tan lejos como a lo mejor piensas.

Todo empezó en 1963, año de mi nacimiento, por cierto, cuando siendo Fred Borch director general de la General Electric, se vio ante el mismo dilema que había estado tratando de resolver sin éxito desde hacía ya varios años. A saber: en casi todas las unidades de la GE, los planes de gastos siempre se cumplían y se excedían con facilidad; los de ingresos jamás.

Cada año, Fred se reunía con sus directores de unidades en algún lugar lujoso e inspirador, imagino, y cada director de unidad, unas 164 si mal no recuerdo, presentaba sus proyecciones de ventas y presupuestos de gasto para el siguiente año. Todos los directores presentaban números muy lógicamente calculados y justificados. Irrebatibles, vamos. Como la General Electric, fundada por Edison muchos años atrás, era, en general, una empresa altamente rentable, los planes de negocio presentados eran normalmente aprobados, para revisar un año después, en la siguiente reunión de planificación, que los gastos se habían ejercido en su totalidad conforme a lo presentado, pero que, por múltiples razones, los ingresos no se habían dado como se esperaba.

Algo frustrado de esta repetitiva situación, para 1963 Fred impulsó un simple pero importantísimo cambio en la reunión anual. Fred era un hombre brillante, digno heredero de los valores impulsados por Edison, por lo que hizo lo que los hombres de negocio brillantes hacen: contrató a un consultor. Le pidió a la Boston Consulting Group, una consultora de enorme prestigio en ese momento y aun en la actualidad, que le diseñara una metodología para decidir cuáles de los planes de negocio presentados tendrían más posibilidades de convertirse en realidad en ambos aspectos, gastos e ingresos.

Como no es el tema de este artículo, aunque reconozco que la historia me fascina, no me meteré mucho al detalle de lo que diseñaron, pero sí te puedo decir que se sentaron en ese momento las bases de la Planificación Estratégica. Solo te mencionaré que Boston Consulting diseñó una matriz que le permitió a Fred y al resto del consejo directivo tomar decisiones mucho más acertadas, de forma que en los años siguientes General Electric aumentó notoriamente los beneficios para los accionistas, la empresa y los trabajadores.

Años después, el mundo reconocería al famoso Jack Welch como un ejemplo de conducta para un director general de cualquier empresa multinacional y lo convertiría en un modelo a seguir. De igual forma, hoy en día, los principios de la Planificación Estratégica son usados sistemáticamente en las mejores empresas del mundo para mantenerse en crecimiento y generando valor a las sociedades para las que trabajan. Y planificar estratégicamente no es solo útil para las empresas, también lo es para cualquier persona con deseos de mejoría y crecimiento en su vida personal.

La primera conclusión es que, si crees que no planificando tu vida te quedarás, al menos, como ya estás, es muy posible que te equivoques y que no entiendas cómo funciona la vida. La vida no muestra equilibrio de forma natural. Si observas bien, nada permanece constante y lo que no crece, decrece. Así que no planificar mejorar, es planificar empeorar.

planificación

Si observas bien, nada permanece constante y lo que no crece, decrece. Así que no planificar mejorar, es planificar empeorar.

A lo largo de los años, he ido desarrollando un proceso de planificación personal que, si lo sigues, transformará tu vida a mejor drásticamente. Todo comienza con una pregunta, la cual te comparto con los pasos que te recomiendo que sigas a continuación de la respuesta a esa pregunta:

  1. Pregúntate: Si no cambio nada de mi vida, mi trabajo, mis acciones o mi forma de pensar, ¿dónde estaré dentro de cinco años? ¿Dentro de 10? Fíjate que no sé si estaré vivo cinco o diez años más, nadie tiene el tiempo comprado, pero si sí siguiera vivo, ¿cuál sería mi situación en ese tiempo futuro? Si la respuesta es que igual o peor que ahora y quisieras que fuera diferente, sigue leyendo. Si no es así, es tiempo de cambiar de actividades, a algo que permita que otras personas logren lo que quieren ellos, por ejemplo.
  2. Haz un ejercicio de definición de objetivos personales. Existen muchas metodologías de definición de objetivos, pero lo que todas tienen en común es que tienes que hacerlas sin valorar si los objetivos son posibles o no y que elimines los juicios morales acerca del hambre en el mundo o la desigualdad económica. Cuando tengas muchas cosas las repartes y solucionado el problema moral.
  3. Convierte cada objetivo en un estudio y cada obstáculo en un objetivo. Si quieres tener una relación sentimental extraordinaria, estudia relaciones sentimentales extraordinarias. Si tienes un problema de tiempo, ponte de objetivo aprender cómo liberar tiempo para hacer lo que tienes que hacer.
  4. Desarrolla una estrategia de cambio que empiece por identificar qué habilidades se necesitan mejorar, cómo mejorarlas y qué hay que hacer, qué pasos siguen, una vez que hayas aprendido cosas nuevas. Asegúrate de que lo que vayas a hacer sea simple y fácil. Te voy a compartir mi definición de fácil: algo que puedo hacer. Puede costar esfuerzo y llevar tiempo, pero si lo puedes hacer, es fácil. Si te tienes que poner a rezar debajo de una pirámide de cristal a las 3 de la madrugada, eso no me suena fácil ni simple y, me consta, no da resultados.
  5. Desarrolla disciplina para no caer en negligencia. Recuerda que lo que es fácil de hacer, es fácil de no hacer. Comprar un libro, leerlo, hacer lo que te recomienda y cambiar tu vida en consecuencia es fácil. Pero no leerlo también. Nadie cae muerto por no leer un libro.
  6. Busca ejemplos de personas que han logrado lo que tú deseas. Estos ejemplos te inspirarán y motivarán, porque te darás cuenta de que personas como tú han podido transcender a sus circunstancias, lo cual implica, aunque no te guste admitirlo, que tú también podrías. Un consejo: no uses como inspiración a personalidades como Bill Gates, Elon Musk, Richard Branson, Amancio Ortega o Ana Botín. Busca personas como tú. Ellos no son, y yo creo que nunca lo fueron, como tú. Sí, ya sé que respiran, comen, van al baño (imagino), se visten, hacen muchas cosas como tú, ya. Pero no son ejemplos para modelar, ni ellos saben cómo llegaron a donde llegaron.
  7. Recuerda la frase bíblica “Pregunta y se te responderá”. Pregúntate siempre cómo lograr las cosas y casi nunca cómo no lograrlas. Aquello que preguntas recibirá respuesta. Y, sobre todo, cuando algo no te salga como esperabas, ni se te ocurra preguntarte ni una sola vez, bajo pena de castigo eterno, por qué no salieron las cosas bien. Claro que hay razones de peso para no hacerlo, pero otro día te las cuento.

Peter Drucker, más conocido como el padre de la gestión empresarial moderna, solía decir que los planes no se hacían para cumplirse, sino para definir en qué vamos a usar el día de hoy. Un sabio místico dijo alguna vez que lo importante de los deseos no es lograrlos sino el tipo de persona en que nos convertimos al intentar lograrlos. Los sueños, objetivos, deseos o como quieras llamarlos solo sirven si nos hacen mejores personas. En la historia de la vida real del gimnasta norteamericano Dan Milman, se cuenta que este conoce a una persona que fue instrumental en que, después de sufrir un tremendo accidente y contra todo pronóstico, Dan llegase a competir en juegos olímpicos. La filosofía de esta misteriosa persona era de que, si no disfrutas del viaje, el destino no tendrá sentido.

Confucio dijo que un camino de mil millas comienza con el primer paso que, además de exhortar a la acción, espero que te impulse a empezar a hacer lo que te he compartido exactamente ahora, hoy, aquí.

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