En España, cuando hablamos de dos cosas que en principio no tienen nada que ver, usamos la expresión “Pero ¿y qué tendrá que ver la velocidad con el tocino?”.

A simple vista, el EGO es la velocidad y el coronavirus el tocino. Sin embargo, aceptando sin lugar a duda que las pandemias virales no se propagan ni infectan por el EGO (a lo mejor sí, pero yo no tengo esa información), lo que sí tiene que ver con el EGO es cómo reaccionamos ante una experiencia como la de una pandemia.

En mi curso Reingeniería del EGO, disponible en nuestro catálogo de cursos online, mencionamos las 14 trampas del EGO y, aunque todas aplican en mayor o menor medida a cómo reaccionamos ante las adversidades, hay unas cuantas que tal vez nos resulten más claras de entender.

«La egolatría es la fuente de todas las miserias»,

Thomas Carlyle, filósofo, historiador, traductor, matemático, profesor, crítico social y ensayista escocés.

Es fácil caer en una de las muy eficaces trampas del EGO (parto de la base que todos mis lectores entienden este concepto, lo cual puede ser erróneo. En todo caso, puedes entender más este concepto en este otro artículo). El EGO luchará denodadamente por permanecer a cargo del ser y es gracias a esta lucha que alcanzar un nivel de conciencia superior tiene mérito. Tal vez a eso se refiere el Padre Nuestro cuando dice “no nos dejes caer en la tentación” en lugar de pedirle al Padre que no nos ponga tentaciones para empezar, y así nos evitamos caer en ellas.

La primera trampa en la que podemos caer es en la de la no aceptación de lo que es. No aceptar lo que es, es el principio y origen del sufrimiento. Aceptar lo que es, es simplemente la mejor definición que existe de salud mental, porque si es, es. Suena a Perogrullo, pero si lo analizas es de un sentido común inmenso. Aceptar lo que es no es sinónimo de resignarse sino de conciencia.

Cuando deseo que algo que está pasando y es no esté pasando y no sea, es como si quisiera despertar de un mal sueño. “En cuanto abra los ojos todo volverá a la normalidad”, piensas a pesar de tener los ojos muy abiertos. ¿Te das cuenta del error? Ese es el pecado. En su significado etimológico la palabra pecar significa errar, equivocarse, y cuando deseas que lo que está pasando no lo esté, te estás equivocando. Desea que cambie, desea que tengas fuerza para superarlo, que tengas entendimiento para lidiar con la adversidad, pero negar que es, es un inequívoco síntoma de locura. Tal cual como aquellos que ven cosas que no existen, que alucinan, que viven cosas que nada más ellos pueden ver. O que dejan de ver cosas que están a la vista de cualquiera, que es lo mismo (alucinación negativa).

Para una mayor comprensión de la diferencia entre aceptación y resignación, te recomiendo otro artículo que está enteramente dedicado a entender la distinción.

La segunda trampa es la creencia en el futuro o en el pasado. El EGO fundamenta su existencia en el pasado, en tu historia personal y prolonga su existencia en la presencia del futuro, en la posibilidad de que seguirás existiendo más allá del hoy, en el mañana.

En experimentos recientes acerca de la percepción humana del pasado y realizados en torno a los testigos de crímenes que declararon en juicios, se encontró que prácticamente en su totalidad las declaraciones realizadas en base a las cuales personas fueron condenadas, resultaron inventadas en casi un 100%. No fueron inventadas por mala intención o alevosía, fueron creadas en base a percepciones erróneas, la presión del momento o simplemente, por contestar algo. Análisis posteriores demostraron que los reconocimientos faciales, por ejemplo, eran totalmente erróneos, llegándose a condenar a personas que ni siquiera estaban cerca de la escena del crimen.

Otros estudios demuestran inequívocamente que no recordamos el pasado tal cual es, sino que recordamos lo que recordamos, que de inicio ya muestra significativas diferencias en relación con lo que realmente sucedió. Recordamos recuerdos, no realidades. Lo que significa en pocas palabras que el pasado no existe. Del futuro ya ni hablemos. No voy a demostrarte que el futuro no existe, solo espero que tú me demuestres que sí.

¿Cuál es el problema de no entender la dimensión del tiempo y del espacio? Muy sencillo, que no estamos en el único lugar en el que podemos estar, aquí, y en el único momento que podemos experimentar, ahora.

Como imaginamos, y eso quiere decir que vivimos al menos mentalmente, futuros escalofriantes y apocalípticos, salimos en tromba a comprar papel higiénico o armas, depende del país en el que te encuentres. Y es así como la egolatría, el culto al EGO, se convierte en la fuente de todas nuestras miserias porque al salir desquiciadamente a acaparar productos producimos miseria. Lo sabemos y nos da igual porque no entendemos que conciencia, y su consecuencia lógica llamada solidaridad, es lo opuesto a supervivencia. Nadie sobrevive en un mundo miserable.

La tercera trampa es la de no poder estar a solas con nosotros mismos. EL EGO buscará que nunca estés solo o sola, para que no te des cuenta de quién eres realmente. Descubrir tu verdadera esencia no permitiría la existencia del EGO ni medio minuto más allá del descubrimiento.

En estas circunstancias, en aislamiento, las personas reaccionarán con desesperación buscando salir a reunirse con otras personas y pensando que, a lo mejor, esta cosa del coronavirus es una invención del gobierno persiguiendo intereses obscuros. A lo mejor esto de los intereses obscuros es verdad, pero es que es tan irrelevante que me causa risa.

Estar a solas con uno mismo no es fácil pues requiere altas dosis de autoaceptación. El EGO te ha restringido a una interpretación tan limitada y burda de ti mismo, buscando su propia supervivencia por supuesto, que cuando te “conoces a ti mismo”, tu vida se transforma. Te diría que se transforma para siempre, pero en realidad tu vida se transforma únicamente aquí y ahora.

Así que esta pandemia del coronavirus nos obliga a aceptar lo que es, a estar aquí y ahora y a convivir con nosotros mismos. Vaya calamidad.

Eckhart Tolle menciona, a mi modo de ver con enorme sabiduría, que, si no somos capaces de elevar nuestro nivel de conciencia identificándonos con nuestro ser esencial en lugar de hacerlo con nuestro EGO, entonces, tal vez, necesitaremos deambular por el camino de la cruz. El camino de la cruz es el camino del dolor, y el dolor, aunque suene paradójico, es el camino del despertar.

Sea lo que sea lo que el momento presente contenga, acéptalo como si lo hubieras elegido.”, Eckhart Tolle

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Eckhart y el Dalai

Descripción

De manera intuitiva (decimos eso, intuitiva, cuando no sabemos cómo explicar algo), pienso que la vida inicia y acaba sin nuestra participación consciente. Pienso que cuando nos morimos lo hacemos en el momento preciso, ni antes ni después de que nos correspondiese. Ya sea por un accidente, enfermedad degenerativa o coronavirus, cuando me toca morirme así pasará. Ni pienses que intento convencerte de que el asunto de la muerte es así como lo planteo. Lo comento únicamente porque siento profundamente las pérdidas inesperadas de seres queridos sufridas por muchas personas en las circunstancias actuales a pesar de mis creencias personales que no tengo idea de dónde salieron. Desde ya acepto que probablemente mi interpretación acerca de la muerte y su significado sea errónea en su totalidad.

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Visa al paraiso

Descripción

El enemigo a vencer es el miedo.

“El miedo es como una neblina gigante que no te permite ver tu verdadera capacidad y poder personal. Te nubla la mente y te hace tomar malas decisiones”.

Visa al paraíso (Judgement City), película de Albert Brooks protagonizada por él mismo y Merryl Streep.

Luego entonces la velocidad y el tocino puede que estén más relacionados de lo que a simple vista parece. Sobre todo si cualquiera de los dos elementos pudo lograr que aceptes lo que es, que vivas el momento presente y que te conozcas a ti mismo. Lo que sea que te haya llevado allí habrá valido la pena.

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