Cómo usar con eficacia la Empatía

Se dice que la Empatía es una competencia o habilidad imprescindible para los seres humanos. Sin embargo, en mi experiencia, son pocas, muy pocas, las personas que saben qué es la empatía y, peor aún, saben cómo usarla.

Existe una clara evidencia de que las personas emocionalmente desarrolladas, es decir, las personas que gobiernan adecuadamente sus sentimientos, y asimismo saben interpretar y relacionarse efectivamente con los sentimientos de los demás, disfrutan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida, desde el noviazgo y las relaciones.

Daniel Goleman, autor de inteligencia emocional

A la primera parte de mi frase anterior, la importancia de la empatía, te diría sin darle más vueltas que es tan real como que el día tiene 24 horas. Sí, la empatía es tremendamente importante. A la segunda, te diría que es solo mi apreciación, pero basado en las conductas promedio de la humanidad, convendrás conmigo que seguro que tengo razón.

Muchos sicópatas metidos a políticos tienen en común con los que son sin más delincuentes la ausencia total de empatía. Unos y otros, políticos y delincuentes, son absolutamente insensibles a las verdaderas necesidades y padecimientos de la población o las demás personas. Sus decisiones así lo demuestran.

Probablemente le tenemos miedo a la empatía, por eso de que no nos vean la cara o nos tomen el pelo. Como desde hace ya muchos años yo no tengo pelo que tomar, me he dedicado a estudiar la empatía y cómo aplicarla para desarrollar sensacionales relaciones humanas llenas de crecimiento, buenas experiencias y mejores momentos.

Cómo aprendemos a ser empáticos.

Los estudios nos muestran que aprendemos a ser empáticos en la relación íntima de todos los seres humanos con su madre. El padre es también muy importante, pero poco parece tener que ver con el desarrollo de la empatía instintiva. Por supuesto, un padre empático reforzará y acrecentará los enlaces neurológicos que nuestros cerebros hayan creado con relación a tan hermosa habilidad, la de ser empáticos.

Pero es la madre quien implanta el programa de la empatía en nuestro inconsciente al pasarse muchas horas de nuestra vida inicial en contacto con nosotros, acurrucándonos una y otra vez en su pecho. Aprendemos a sincronizar nuestros corazones con el de nuestra madre a base de estar juntos, ya sea simplemente yaciendo en su cuerpo o al momento de recibir su leche materna. Hasta el biberón, cuando no hay leche materna, nos lo dan en brazos, con lo que de manera instintiva aprendemos a relacionarnos con los demás.

Personas privadas de estas experiencias maternas muestran problemas de sociabilidad y empatía cuando son adultos. Lo bueno es que, a pesar de todo, la empatía se puede aprender a cualquier edad, si es que deseamos hacerlo. No será tan fácil como cuando somos lactantes, pero es posible.

Cómo usar adecuadamente la empatía.

Richard Bandler, el cocreador de la Programación Neurolingüística y un maestro de la empatía, solía usarla como mecanismo terapéutico de enorme efectividad. En una ocasión, uno de sus pacientes decía escuchar voces que salían de los enchufes eléctricos y que hablaban directamente con él.

Richard, al contrario de todas las demás personas que le negaban que hubiera tales voces saliendo de enchufes, decidió entrar en su mundo, empatía pura, colocando unos altavoces escondidos en los enchufes de la clínica.

Había dado instrucciones previas a uno de los enfermeros de que cuando pasase paseando junto al paciente esquizoide, los saludase de forma coloquial. Al pasar Richard junto al paciente por uno de esos enchufes ambos pudieron escuchar claramente un “Buenos días” que salía directa e indudablemente de uno de los enchufes. Al oírlo, el paciente no pudo más que sorprenderse y dijo “¿Has oído eso? ¡Nos acaban de dar los buenos días!”, pero su cara demostraba que ni el mismo se lo estaba creyendo esta vez.

Richard le contestó que por supuesto lo había escuchado. “¿Quién no escucharía una voz tan clara?”, repuso. El paciente estaba ahora no solamente sorprendido, estaba confundido. Esta voz no sonaba como otras que el había escuchado. O a lo mejor sí, o ya no estaba tan seguro de si escuchaba realmente voces.

Richard enseñó a este hombre a distinguir entre las voces alucinadas y las voces reales, lo que le permitió establecer distinciones. Ahora, solo le quedaba aprender a comportarse socialmente en función del tipo de voz escuchado. “Cuando escuches la voz de “antes”, mejor no lo comentes”, le instruyó Richard, “pero cuando escuchas la voz que ambos escuchamos, coméntala sin problema”.

inteligencia emocional

Con el paso del tiempo, el paciente dejó de escuchar completamente las voces originales. Una vez que pudo elegir, su cerebro eligió la opción que mejor se amoldaba al mundo.

Richard había aplicado magistralmente la esencia de la empatía. Entrar en el mundo de los demás para ayudarles a salir del mismo, si es que este mundo les causa sufrimiento. Solo así se entiende la historia de un tal Jesús, que, según cuentan las creencias cristianas, eligió hacerse hombre para enseñarle a los demás el camino a la salvación.

¿Es importante la empatía?

Mucho, y no precisamente por razones de altruismo o amor hacia los demás únicamente. Si ese es tu motivante, adelante para tratar de ser empático. Si eres como yo, tal vez necesites razones más egotistas o personales para desarrollar el arte de la empatía y usarlo a voluntad. Cuando somos empáticos obtenemos grandes beneficios, ocultos o inaccesibles totalmente sin el uso de esta fenomenal herramienta.

Los mejores vendedores del mundo lo son porque antes de ser vendedores, eran empáticos. Imposible venderle algo a nadie sin entender qué les motiva a comprar, qué les mueve a gastarse su dinero, lo que requiere grandes dosis de empatía.

No conozco una sola gran fortuna del mundo que no haya tenido dotes de empatía a raudales como uno de los secretos, el más importante tal vez, del origen de esta fortuna. Los grandes doctores, abogados, arquitectos, cantantes, artistas, etc, ganan enormidades cantidades de dinero porque saben lo que quieren los demás y dedican sus vidas, aunque sea por interés, a dárselo.

Aun en el trabajo más rutinario de oficina que puedas imaginar, entender cómo el jefe interpreta el rendimiento de sus subordinados y mostrarle que tú puedes cumplir con sus expectativas, te daría múltiples beneficios y recompensas.

Si odias la soledad, la empatía es la mejor herramienta para relacionarse con los demás y provocar que quieran estar contigo por el simple placer de estar contigo. Si no lo aprecias ahora, puede ser que lo hagas cuando seas mayor y estés realmente solo o sola.

Y, como mencionaba hace unos párrafos, si eres una persona altruista y con espíritu de servicio, ser empático no es una opción sino una obligación si quieres que tu servicio tenga valor para los demás.

Pasos para ser empáticos.

Incluso si la vida te ha privado de la convivencia materna necesaria para desarrollar una sana empatía, desarrollarla, aun desde cero, es posible. Si es que en primer lugar has sido capaz de encontrar los beneficios personales y sociales que conlleva ser empático.

En todo caso, los siguientes pasos te pueden ayudar a ser un empático total:

  1. Antes de usar la manida frase “Sé cómo te sientes”, pregúntate sinceramente “¿Sé cómo se siente? ¿Cómo se siente? ¿Haría yo lo mismo si estuviera en su lugar?
  2. Entra en el mundo, literalmente, de la otra persona. La Programación Neurolingüística tiene un ejercicio para utilizar las conocidas como posiciones perceptuales muy útil, además de divertido, que permite colocarse en la segunda posición, la del “tú”, y entender plenamente el mundo de la otra persona.
  3. Si el mundo de la otra persona es de dolor y sufrimiento, aquel en el que acabas de entrar, no tengas miedo por compartirlo. Solamente no te quedes ahí y cuando salgas de ese mundo, verifica que la otra persona sale contigo. Saber entrar y salir acompañado del mundo de otra persona es de esencial valor en cualquier posición de mando en cualquier organización en cualquier parte del mundo.
  4. Estudiar Inteligencia Emocional puede resultar, además de una experiencia didáctica y de crecimiento extraordinaria, la mejor forma de comprender la Empatía y aprender a usarla

Te advierto que la Empatía tiene su lado obscuro y es que una vez que la pruebas y la desarrollas se queda contigo para siempre. Te harás una persona sensible al dolor de los demás y, probablemente, ya no podrás aspirar a ninguna posición política de ese momento en adelante. Sabrás con precisión cómo los demás se sienten, vivirás sus penas y sus alegrías y ya no volverás a ser el mismo o la misma, porque estarás siendo ya parte de un todo mucho mayor que la suma de sus partes.

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