Cómo eliminar la desigualdad económica del mundo.

La relación entre desigualdad económica y crecimiento personal

Para nadie es un secreto que los ricos, cada día que pasa, son más ricos. La distancia entre las personas más ricas del mundo es cada vez más grande contra el promedio del resto de la humanidad. La verdad es que, para los ricos, un aumento del 10% de sus patrimonios es bastante irrelevante.

El gran Neil de Grass Tyson., director del Planetario Hayden en el Centro Rose para la Tierra y el Espacio, lo explica con asombrosa sencillez: para uno de estos superricos, recoger una bolsa de trescientos mil dólares del suelo es equivalente a que un ciudadano promedio recogiese cincuenta centavos de dólar. De la misma forma que si dejo o recojo los cincuenta centavos de dólar en el suelo mi vida no cambia, los trescientos mil dólares no recogidos tampoco cambiarán la vida del multimillonario actual.

Esto nos lleva a una pregunta fundamental: ¿Y qué? Ricos o super ricos siempre ha habido y siempre los habrá. Y siempre serán el pretexto para que personas sin muchos escrúpulos, o ignorantes de la condición humana, o sabedores de que están prometiendo una falacia, se hagan con el poder pretendiendo eliminar la desigualdad económica cuando lo único que lograrán es aumentarla y perpetuarla. Si los pobres son la fuente de los votos que recibo, ¡que vivan los pobres!

Ahora bien, creé este sitio web para aportar mis conocimientos a las personas que buscan desarrollarse personalmente, que buscan ser los dueños de sus destinos, los amos de sus decisiones y vidas. Eliminar la desigualdad del mundo no es mi misión personal, no porque no me importe sino porque no tengo mucho que aportar. Aunque bien mirado, cuando las personas nos desarrollamos personal y económicamente, estamos reduciendo la brecha entre los que más y los que menos tienen.

Desde un punto de vista estrictamente basado en desarrollo humano, he identificado ciertas conductas o modos de pensamiento acerca de la desigualdad económica que obstaculizan el crecimiento personal.

  1. Intentar emular a las personas más ricas del mundo, a los titanes de la industria, a los Rockefeller, Gates, Buffet, Musk, Botín, etc. Si lo piensas bien, sus fortunas y poder son absolutamente inexplicables, no responden a la lógica ni a una relación simple causa-efecto. Podrán tener ideas interesantes, innovadoras o controversiales, pero siendo realistas, hagas lo que hagas jamás llegarás a acumular tanto dinero y poder. E ideas interesantes, innovadoras o controversiales las puede tener cualquiera de nuestros vecinos. Si eres de los que han dedicado largas horas al estudio de estos magnates, pensarás que soy una persona negativa. A lo mejor tienes razón. Yo prefiero pensar que existen muchas más personas cerca de nosotros de quienes podemos aprender, incluso a ser prósperos.
  2. Pensar que porque ya estás convencido de que no llegarás a ser un Steve Jobs por más que lo intentes, si es que has leído mi punto anterior y me has hecho caso, tu vida económica es irrelevante o eres un fracaso. Como decía Emerson, el gran humanista de principios del siglo XX, si has logrado que una vida, una sola, se redima y sea mejor tan solo por el hecho de que tú viviste, entonces tu vida es un extraordinario éxito. O como decía Ken Blanchard, el autor del famoso libro One Minute Manager, cuando el juego del Monopoly se acaba, todo el dinero regresa a la caja. Espero que seas capaz de ver la metáfora.
  3. Ver la vida de forma segmentada y no global. Los ricos serán más ricos hoy que nunca en la historia de la humanidad, y en el año 2021, con todo y una pandemia de por medio, por primera vez en nuestra breve historia humana, el mundo tiene más habitantes de clase media y alta que pobres (estudio económico del Brookings Institute y el World Data Lab). Y no es el único indicador. Aunque nos gusta poner nuestra limitada atención sobre las malas noticias en lugar de en las buenas, lo cierto es que existen muchos indicadores mundiales que demuestran que el ser humano está alcanzando como colectividad (lentamente, si quieres) cada día mayores niveles de prosperidad. Si no me crees, léete el revelador libro Abundance, de Peter Diamandis o escucha cualquiera de las extraordinarias conferencias del Dr. Rosling en la plataforma TED.
Imagen de INFOBAE
  1. Pensar que es injusto que otras personas tengan más que tú o que no han hecho nada para ganarlo. Este modelo de pensamiento solo provoca malos sentimientos, sensaciones de importancia y, si lo ves con honestidad, envidia pura y dura. Hasta los narcos tienen lo que tienen de manera justa. Han dado un servicio a la sociedad y reciben una recompensa por ello. El único problema es que su servicio es ilegal, dañino y jamás ninguna aseguradora les extenderá un seguro de defunción o accidentes. Otro ejemplo, la monarquía. Para mi es sensacional que alguien tenga un buen estilo de vida y no tenga que trabajar para ganárselo. Sin meterme en que si es justa o lógica la monarquía, que no es el punto en este momento, el problema no es que haya reyes y vivan así de bien, el problema es que yo no. Y el quitárselo a ellos con seguridad no me lo va a dar a mí.  En resumen, celebra siempre que a otros les vaya bien. Y de paso, estudia Inteligencia Emocional si no sabes cómo.
  2. Luchar contra la desigualdad produce más desigualdad. La Madre Teresa de Calcuta decía: “No me invites a una manifestación en contra de la guerra. Pero si me invitas a una a favor de la Paz, a esa sí me apunto”. Wayne Dyer, el psicólogo escritor de libros de auto ayuda más importante del siglo XX, decía: “Aquello contra lo que luchas te debilita, aquello que defiendes te fortalece”. Dile a una cadena de televisión que su audiencia aumenta con las malas noticias y tendrás a miles de empelados de la cadena buscando desesperadamente malas noticias que dar. Aquello sobre lo que enfocas tu atención, crece sin remedio.

La igualdad económica es una fantasía alimentada por personas que, probablemente, se quieren aprovechar de nosotros. Mientras que la igualdad de oportunidades en lo social, político, legal, económico o educativo son aspiraciones no solamente legítimas sino perfectamente alcanzables. Luego habrá quienes aprovechen las oportunidades y quienes no, y el mundo seguirá siendo tan maravillosamente desigual como, creo yo, fue concebido.

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