Cómo bajar de peso con PNL

Bajar de peso es una necesidad para una gran mayoría de seres humanos, al menos en occidente. La realidad es que, esta pretensión, es uno de los mayores retos de la sociedad contemporánea. Y no solo por motivos de estética, que con frecuencia son los que más nos motivan desafortunadamente, sino por motivos de salud, que en realidad debieran de ser los importantes.

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«Es más importante una buena hambre que una buena comida»

Mi suegro

Si en el pasado no tan remoto, apenas unos miles de años atrás, lo importante era comer, no digamos sanamente, comer simplemente, hoy en día y para muchas personas, lo necesario es no comer. Al menos, no tanto.

Por fácil que nos parezca, dejar atrás nuestro pasado humano de carroñeros no resulta tan sencillo. Si pasamos varios miles de años sin disfrutar de desayuno, comida y cena y tratando de mantener la grasa dentro del cuerpo, al menos hasta que tuviésemos la oportunidad de volver a comer algo, es complicado que hoy en día, nuestro cuerpo funcione de forma diferente a la que ha sido programado. Estamos programados todavía para mantener la grasa, que es energía, dentro, en nuestros bien diseñados almacenes de reserva.

No sé cuánto se gaste en un año en dietas para bajar de peso en el mundo, pero en España son cerca de dos mil millones de Euros. Es curioso que se gaste en no comer un dinero con lo que se daría de comer a muchas personas.

¿Qué tan efectivas son estas dietas que nos dicen cómo bajar de peso? Muy poco. Pateticamente poco. Según los datos de estudios muy serios acerca del efecto de las dietas, casi el 90% de las personas que las siguen, y me refiero a cualquier dieta y no a una en concreto, a los dos años de haberla iniicado pesan más que cuando empezaron a sufrir por la privación voluntaria de alimentos deliciosos.

Casi todo el mundo conoce a alguien que lleva más de media vida haciendo dieta. Y la seguirá haciendo el resto de la vida que le quede, desafortunadamente. ¿Por qué son tan ineficaces las dietas? En verdad que no tengo la respuesta definitiva, pero tiendo a pensar que tienen que ver, y mucho, con el control de nuestro Cerebro y no de nuestro estómago.

Y como para usar nuestro cerebro con mucha más eficiencia y eficacia, la Programación Neurolingüística se pinta sola, voy a hacerte una serie de recomendaciones basadas en PNL que te pueden ayudar a pesar lo que te corresponde según tu edad, altura y demás características fisológicas que tengas. Ah, lo olvidaba. Sin esfuerzo. Ah, y también lo olvidaba. Sin garantías.

1. Logra un compromiso total con conseguir el peso ideal. El compromiso es la mitad del camino. No existe una sola persona que haya conseguido luchar exitósamente contra un exceso de peso que no haya estado previamente plenamente comprometido o comprometida.

2. Define tu objetivo en formato positivo. Dile a tu mente lo que quieres, no lo que no quieres. Un ejemplo: intenta por todos los medios no pensar en el color azul. Por favor, esfuérzate más si es necesario pero por nada del mundo pienses en el color azul. ¿En qué pensaste? Sin miedo a equivocarme no pensaste en el color rojo, seguro. Existen más aspectos importantes a considerar a la hora de establecernos el objetivo de peso, pero este es ya un buen comienzo.

3. Cambia las asociaciones placer-dolor con relación a la comida. Lo que disfrutas, créeme, no es por su excelente sabor sino porque has aprendido a que te sepa bien. Lo aprendiste, probablemente, en un instante, y en un instante puedes cambiarlo. Si sabes cómo. De la misma forma, puedes aprender a desear comer con ansias aquello que te beneficia y disfrutarlo a morir.

4. Crea programas mentales que te permitan mantener tu peso ideal de manera permanente. Existen programas en nuestro cerebro que nos hacen repetir una y otra vez patrones de conducta que, por decirlo llanamente, engordan. O cambias los programs o no habrá dieta que se interponga entre tú y esos kilos de más. Entre los programas más importantes se encuentran los relacionados con»acabarse todo lo que hay en el plato», las cantidades que nos servimos para no quedarnos con hambre o el más típico, sentir hambre en función de la hora y las costumbres y no en función de las necesidades del cuerpo.

5. Integra en tu mente los paradigmas del peso correcto. La fuerza motivadora más grande del ser humano es ser consistente con su identidad, es decir, los paradigmas que mantiene acerca de sí mismo. Y no solamente tenemos paradigmas acerca de nosotros, los tenemos en relación a todo en la vida y, o los cambiamos, o no permitiremos que nuestro cuerpo pese lo correcto. Los estudios demuestran que las personas reaccionan a lo que creen con más fuerza que a lo que realmente es. Si crees que algún alimento engorda, lo hará sin duda.

Con eso tienes para empezar. Te hago énfasis en que jamás te dije «ser delgado» o «pesar una cantidad específica de kilos». ¿Cuál es el peso ideal? El que tú desees, ya sea que para los demás ese peso represente gordura o no. Da lo mismo. Lo importante es eliminar aquello que más nos engorda y que no es otra cosa que la culpa.

Existen muchos factores por los que no pesamos lo que deseamos pesar, pero lo que sea que peses, que sean kilos de autoestima. Al fin y al cabo, como decía mi suegro, una buena hambre es insustituible aun por los mejores manjares del mundo.