El virus que más miedo da

Una vez que el miedo te vence, te vence para siempre”, Don Juan, chamán Yaqui en el libro Las enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda.

Hay un virus peor que el protagonista de la pandemia de cuyo nombre no quiero ni acordarme. Ese virus es el miedo. Y a diferencia del virus maldito de Wuhan, el del miedo sí tiene muchas más probabilidades de quedarse con nosotros, si no para siempre, al menos por un buen rato.

No hace falta tener un miedómetro para saber con precisión cuanto miedo nos domina estos días como sociedad. Con solo hablar con personas cercanas o ver unos instantes la televisión nos podemos dar cuenta de que hay más miedo que dinero en el mundo.

Considerada como una de las emociones básicas o primarias, el miedo tiene la facultad de nublar el intelecto. Cuando el intelecto se nubla,

nuestras facultades intelectuales, muchas o pocas, dejan de estar disponibles. La historia se vuelve conocida: se empiezan a tomar decisiones malas y una mala decisión con frecuencia lleva a otras malas decisiones subsecuentes. El mejor ejemplo de un círculo vicioso.

Por ello, normalmente nada sale bien cuando viene del miedo y, en este momento, hay más miedo que cerveza, al menos en México. ¿Vivir sin miedo es vivir temerariamente? Ni de cerca. Tener valor y ser temerarios son dos respuestas distintas tanto en contenido como en resultados. El primero transforma vidas mientras que el segundo normalmente las acaba.

¿Cómo podemos desarrollar el valor que necesitaremos para recuperarnos de este enorme golpe económico? Las siguientes son unas recomendaciones que puede que nos permitan encontrar valor justo cuando más lo necesitamos.

  1. Desconfíe de los medios de comunicación. Los medios de comunicación viven de exagerar y manipular la información a niveles demenciales.  Buscarán incansablemente infundir miedo en usted por todos los medios a su alcance, porque el miedo vende. Cuanto más miedo tenga más estarás sentado frente al televisor y más anuncios comerciales podrán entonces vender para ponérselos en la cabeza todo el tiempo que sea necesario.
  1. Desconfíe de los políticos. Ellos también quieren que tenga miedo. Con miedo somos dóciles y obedientes. Con miedo permitimos cosas que en otras circunstancias jamás permitiríamos. Es de llamar la atención la facilidad con que se implantan estados de alarma de corte autoritario o dictatorial en muchos países que presumen de tradición democrática. Y es que el autoritarismo es siempre una tentación insuperable para cualquier político de carrera.

Muchos políticos no le tienen miedo al virus, ese no les preocupa en lo absoluto. A lo que le tienen miedo es a perder el poder y, en estado de estupidización, es que toman las peores decisiones y se han encargado de hacer que esta pandemia sea varias veces peor de lo que hubiera sido si solo hubieran estado científicos a cargo de esta.

  1. Aprenda cuál es el verdadero poder de tomar decisiones de valor. Se requiere valor para tomar decisiones y al mismo tiempo tomar decisiones desarrolla valor. Tomar decisiones de valor se basa en 6 principios básicos.
  • 3.1- Tomar decisiones de valor le da poder, mucho y verdadero poder. En el instante que se toma una decisión se pone en marcha una nueva causa, efecto, dirección y destino para su vida. Al momento de tomar las decisiones el destino comienza literalmente a cambiar.
  • 3.2- Tome conciencia de que no ha tomado una decisión comprometida y verdadera si no ha sido precedida inmediatamente por una acción.

A menudo, poner en práctica una decisión, resulta mucho más fácil que tomarla, así que tome sus decisiones de forma inteligente, pero hágalo con rapidez. Los estudios han demostrado que las personas que alcanzan más éxito son las que toman decisiones con más rapidez, porque tienen claro cuáles son sus valores y qué desean realmente para sus vidas. Esos mismos estudios demuestran que esas personas son lentas para cambiar sus decisiones, si es que lo hacen.

De la misma forma, las personas que fracasan suelen tomar decisiones con lentitud y cambian de opinión con rapidez, en un continuo proceso de retroceso y avance. Simplemente decida. Una buena definición de decisión sería la de “actuar de acuerdo con la información”, así que usted sabrá que ha tomado una verdadera decisión, cuando la acción fluya a continuación.

  • 3.3- Tome decisiones a menudo. Cuantas más decisiones tome, le será más fácil tomarlas. Los músculos se fortalecen con el uso y lo mismo sucede con los músculos de la toma de decisiones. ¿Se ha preguntado quién está tomando las decisiones más importantes sobre su vida últimamente? ¿Es usted o el gobierno, la televisión, un virus?
  • 3.4- Aprenda de sus decisiones. Sin que pueda evitarlo, habrá ocasiones en las que se sentirá derrotado, no importa lo que haga. Y cuando suceda lo inevitable, en lugar de castigarse por los malos resultados, aprenda algo que le permita tomar mejores decisiones en el futuro. Identifique las distinciones hacia un proceso más perfecto de toma de decisiones y habrá convertido un fracaso en una inversión.
  • 3.5- Cultive el arte de la flexibilidad. Recuerde que lo que usted persigue es el resultado, el fin; no se quede atorado en los medios para conseguirlo. Muchas personas, una vez que deciden lo que quieren, establecen un camino para conseguirlo, es decir, trazan un mapa. El problema es que permanecen cerrados a que haya rutas alternas con aproximaciones rígidas, y al no obtener los resultados deseados, entran en un proceso de erosión de metas, hasta que se olvidaron de su compromiso inicial.
  • 3.6- Tome decisiones basadas en los resultados a largo plazo que dichas decisiones van a producir. La mayoría de las decisiones subconscientes que la gente toma, están enfocadas a resolver asuntos de atención inmediata, con frecuencia sin detenerse a pensar en las consecuencias a largo plazo. Es frecuente encontrar en este tipo de personas, los efectos de bola de nieve, de dolorosas consecuencias. Pregúntese ¿cuáles son las consecuencias a futuro de esta decisión? Como regla general, tome sólo decisiones a largo plazo. Lo más obvio es lo menos útil. El alivio inmediato siempre tiene el costo más alto. Y ya que los políticos están imposibilitados para tomar decisiones más allá de las próximas elecciones, no le queda más remedio que asumir responsabilidad personal por las decisiones a largo plazo de su vida.
  • 3.7- Disfrute tomando decisiones. Si quiere que su vida sea apasionada y contagiar de esa pasión a sus colaboradores o subordinados, necesita vivir con la actitud de expectación que produce el saber que cualquier decisión que tomemos puede cambiar para siempre el curso de su empresa.
  1. El valor no es más que un estado emocional que podemos generar a voluntad, si sabemos cómo, claro. No es una marca genética ni congénita ni étnica ni de género. Tampoco es producto de la educación ni del dinero. Como si fuera un músculo, el valor se desarrolla con la práctica consciente y se vuelve más fuerte con el uso continuado.
  1. El miedo se puede vacunar al igual que cualquier virus. Una vez que ha vencido el miedo le servirá de vacuna para enfrentarse a retos superiores de futuro. Deje que los anticuerpos del valor inunden su persona, su cuerpo y su mente para desarrollar la clase de vida que cree que se merece y nada menos.

Le recomiendo que vea este pasaje de una maravillosa y reveladora película centrada en el miedo y en cómo vencerlo que le comparto a continuación. El protagonista muere repentinamente en un accidente de coche y despierta en un lugar desconocido totalmente para él. En esta escena le es presentado el lugar y un singular y divertido personaje le explica la razón por la que se encuentra en ese sitio. Créame que serán cinco muy reveladores y divertidos minutos.

Piense. Asumiendo que la trama de la película fuera real, ¿cómo sería su juicio? ¿Realmente cree que hasta este momento ya ha sido capaz de superar sus miedos? Si es así, el examen de su vida va a ser un mero trámite. Pero si no es así todavía, esta de ahora puede ser una gran oportunidad para empezar a vencer el miedo, aunque en el pasado el miedo ya le haya vencido a usted y, como yo, no estemos usando nuestro cerebro más allá del 5%.

Eso o hacer un curso de Inteligencia Emocional, lo que le dé menos miedo.

Compartir publicación:

Artículos relacionados

Descubre más desde Coach Francisco Senn, El Coach del Poder Personal

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

×